En los primeros meses de 2025, Veracruz continúa siendo uno de los estados con mayores índices de desapariciones forzadas en México. Según los datos más recientes de la Comisión Estatal de Búsqueda (CEB), se han reportado 247 casos de desapariciones en dos meses, un número alarmante que refleja la grave crisis humanitaria que enfrenta el estado.
La mayoría de las personas desaparecidas son hombres adultos jóvenes, aunque también se reporta un número significativo de mujeres y menores de edad. En enero de 2025, la CEB documentó la desaparición de 114 personas, de las cuales 45 fueron hombres, 22 mujeres y 47 menores de edad, incluyendo niños y adolescentes. En febrero, las cifras aumentaron a 133 casos, con 60 hombres, 30 mujeres y 42 menores desaparecidos. Estos datos son una clara indicación de la continua vulnerabilidad de ciertos sectores de la población en Veracruz, que se ven afectados no sólo por la violencia organizada, sino también por la falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades.
La ciudad de Veracruz, junto con municipios como Coatzacoalcos y Xalapa, se destacan como los puntos con mayor incidencia de desapariciones, aunque las autoridades no han especificado qué localidades lideran este triste ranking durante el primer semestre de 2025. En años anteriores, estos municipios han sido los que más casos reportan, especialmente en el contexto de la violencia ligada al narcotráfico y a los conflictos entre grupos criminales. Aunque las desapariciones afectan a todo el estado, los municipios más urbanizados parecen ser los más vulnerables.
Es relevante señalar que, aunque las desapariciones son un fenómeno complejo y multifactorial, el contexto de violencia y la impunidad prevalente en el estado agravan la situación. La lucha entre cárteles del narcotráfico, sumado a la probable corrupción en los tres niveles de gobierno, crea un ambiente de inseguridad donde muchas personas se convierten en víctimas de desaparición forzada.
Según informes de organizaciones de derechos humanos, una gran parte de las desapariciones en Veracruz son atribuibles a estos actores, que operan en un espacio donde las instituciones encargadas de la justicia a menudo se ven superadas.
A nivel nacional, la entidad ocupa actualmente el cuarto lugar en el conteo de personas desaparecidas, con un total de 6 mil 988 casos registrados hasta junio de 2024. Este lugar de alta incidencia es indicativo de la magnitud de la crisis de desapariciones en el estado, que se encuentra sólo detrás de entidades como Guerrero, Tamaulipas y Jalisco, que también enfrentan altos índices de violencia y descomposición social.
El perfil de las víctimas varía, pero un patrón claro es la prevalencia de adultos jóvenes y menores de edad entre los desaparecidos.
La mayoría de las personas reportadas como desaparecidas son localizadas, aunque en muchas ocasiones sin vida. Según los informes, hasta 70 por ciento de las personas desaparecidas en Veracruz han sido encontradas con vida, un dato positivo dentro de la tragedia, pero que no debe ocultar la gravedad de la situación. La identificación de las víctimas y la aclaración de los casos siguen siendo tareas complejas, debido a la falta de una estrategia efectiva de búsqueda y a los recursos limitados con los que cuentan las autoridades estatales.
Uno de los casos que ha conmocionado a la sociedad veracruzana es el de las madres y padres que buscan a sus hijos e hijas desaparecidos. Estos familiares, organizados en colectivos, han sido protagonistas de una lucha incansable contra la indiferencia institucional. A pesar de los riesgos y amenazas, muchas de estas personas continúan su indagación en los lugares más remotos del estado, cavando en fosas clandestinas y manifestándose para exigir justicia. Su valentía ha logrado visibilizar la problemática de las desapariciones, pero también ha puesto en evidencia la falta de compromiso de las autoridades, que, según las denuncias, no brindan la atención adecuada a estos casos.
En respuesta a esta situación, la CEB intensifica sus esfuerzos y pide colaboración de la ciudadanía para obtener información que permita localizar a las personas desaparecidas. Sin embargo, muchos de estos esfuerzos se ven opacados por el miedo y la desconfianza hacia las autoridades, lo que dificulta aún más el proceso de búsqueda. En el contexto de un país donde las autoridades encargadas de la justicia no siempre brindan resultados satisfactorios, los colectivos de madres y padres se han convertido en una de las principales fuerzas de búsqueda y exigencia de justicia.
El problema de las desapariciones en Veracruz refleja un fenómeno de violencia y descomposición institucional que afecta a todo México, pero especialmente a aquellos estados que se encuentran en el centro de las disputas entre grupos criminales. Aunque los esfuerzos de la CEB y las organizaciones civiles son valiosos, el desafío sigue siendo grande, y la situación requiere de una respuesta más efectiva por parte del gobierno estatal y federal. La lucha por la justicia y por la vida de las personas desaparecidas continúa siendo una prioridad.
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