Estados Unidos bombardeó este fin de semana una serie de posiciones en Irak y Siria en represalia a la muerte de tres militares estadunidenses en un ataque de un grupo proiraní en la frontera con Cisjordania.
«Nuestra respuesta empieza hoy», advirtió el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
«Continuará en los momentos y lugares que elijamos», añadió.
Los bombardeos comenzaron a las 16h (tiempo de Washington) contra objetivos vinculados a la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán y a milicias proiraníes afiliadas.
Las fuerzas estadounidenses atacaron más de 85 objetivos utilizando cazas y bombarderos de largo alcance volados desde Estados Unidos, utilizando «más de 125 municiones de precisión«, detalló el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El ataque estadounidense se cobró la vida de 18 combatientes proiraníes, aseguró el OSDH.
Por su parte, La Casa Blanca indicó que los ataques estaban dirigidos tanto a las fuerzas de élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán como a grupos de milicianos relacionados, y calificó la operación que duró 30 minutos como «un éxito».
Tras la ofensiva estadunidense, la milicia iraquí Al Nujaba advirtió que no cesará los ataques contra las fuerzas estadunidenses desplegadas en Oriente Medio.
«Decimos y repetimos que la decisión es iraquí y que no pararemos hasta lograr el fin de las operaciones (israelíes) en Gaza y la retirada de la ocupación estadunidense de Irak», afirmó el secretario general del Movimiento Al Nujaba, Akram al Kaabi.
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