Los 380 integrantes de la caravana migrante que estuvo en Córdoba, Veracruz, los días 24 y 25 de diciembre abordaron la mañana del martes el tren de carga con dirección a la Ciudad de México, como parte de su travesía rumbo a la frontera norte.
El contingente subió al ferrocarril en medio de un despliegue de agentes de la Guardia Nacional y del Grupo Beta, del Instituto Nacional de Migración (INM), de Seguridad Pública estatal y Fuerza Civil, quienes sólo estuvieron a la expectativa.
Los 380 migrantes procedentes de varios países de Centroamérica llegaron a Amatlán de los Reyes el 23 de diciembre anterior; un día después se trasladaron a Córdoba, donde pasaron la Nochebuena. Se establecieron en un campo de futbol, donde acamparon y descansaron los días 24 y 25 antes de continuar su viaje.
Al sitio llegaron voluntarios que les ofrecieron ropa, calzado y alimentos. También el ayuntamiento de Córdoba les brindó asistencia médica y proporcionó víveres durante su estancia.
La caravana tenía programado dejar la ciudad la noche del 25 de diciembre, pero los trenes que pasaron por la ciudad transitaron a altas velocidades o cargaban químicos, y los extranjeros no pudieron subir.
La mañana de ayer finalmente se acercaron a las vías del tren, ubicadas a la altura de la calle 21, en la colonia Esperanza, donde esperaron el paso de la locomotora, y en el momento que consideraron oportuno, los 380 migrantes (166 hombres, 120 mujeres y 94 niños) lo abordaron.
La partida se volvió tensa porque esperaban que los elementos de las fuerzas de seguridad tratarían de impedir que subieran al tren, como ocurrió unos días antes en la comunidad de Motzorongo, donde los agentes dispararon al aire para impedir que un grupo de centroamericanos abordara los autobuses que habían contratado para que los llevaran del centro de Veracruz a la frontera con Estados Unidos.
En Chihuahua, cientos de migrantes dejaron la estación del tren Alamillo, para seguir su camino hacia Ciudad Juárez.
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